La abuela de Santiago, que vive en Stuttgart, ese día hacia el camino inverso para quedarse con Santiago por la tarde, por eso no la pudimos conocer. Llegando a Stuttgart, Angelika nos acompañó al metro para comprar los pasajes, muy querida, y luego se fue a su trabajo. Nosotras fuimos camino a las afueras de Stuttgart para visitar el museo de Mercedes-Benz, que tiene fábrica allí. Caminamos del metro al museo, y al voltear la esquina, un edificio absolutamente espectacular. Observamos las afueras, y la entrada y por fin entramos. El museo es un lujo! Por 4 euros, precio para estudiantes, puedes visitar el museo con audio guía incluido! Y eso es por todo el dia, lo que te da derecho a dos entradas, una por la mañana y otra por la tarde.
La exposición está organizada cronológicamente, entonces empiezas directamente con el primer carro inventado en el mundo! Además coincidimos con la celebración de los 125 años de la patente del automóvil, concedida a la invención de Carl Benz, que era justo la que teníamos al frente, y a modo de celebración pusieron a lo largo de la exposición, muestras artísticas con alguna relación al automóvil. Ahí además del primer carro, se puede ver la biografía de los 3 hombres importantes para la historia de Mercedes Benz y del automóvil. Es muy raro pensar que esas cosas solo existen hace 125 años! Quien se imaginaria el mundo de hoy en día sin carros???
Con tal oferta, no valía la pena pasar a la carrera por el museo, y cuando íbamos escasamente terminando el 7 piso ya era hora de ir de regreso al metro para encontrarnos con Angelika, que habíamos quedado de almorzar con ella. Así que regresamos, pero con la decisión de volver en la tarde, aunque el plan original era ir a un museo de Arte de Stuttgart.
Cuando salimos, un poco antes que cerrarán el museo, estaba empezando a lloviznar. Justo en la entrada nos encontramos a un grupo de japoneses todos encachacados que nos pidieron el favor de tomarles una foto con el bus antiguo que estaba ahí parqueado, nosotras todas en pinta súper turística. Les tomé la foto, y en cambio se ofreció uno de ellos a tomarnos una, se ve que para los japoneses eso de la retribución es super importante, casi que te dicen, usted me toma una foto si le tomo una a usted? Y nos fuimos al metro para volvernos a encontrar con Angelika.
Cuando salimos del teatro sí que llovía. Y teníamos que caminar hasta el metro, para ir por el carro, donde lo había dejado Angelika, Susana y yo que andábamos con dos paraguas les prestamos uno a las niñas y nos quedamos con uno. Y saben qué??? Tener la boleta del espectáculo te permite andar en metro 2 horas antes y después de espectáculo sin pagar tiquete! Nunca se me hubiera ocurrido algo asi.
