Monday, October 17, 2011

De autos y zapatillas (de A a Z)

El martes fue el día de ir a Stuttgart. Angelika trabaja allí. Entonces nos fuimos en carro con ella, el trayecto que en tren es de 2 horas, en carro por autopista se puede hacer en 1hora y 30 más o menos. Claro que es una autopista con bastante flujo pues Stuttgart es la ciudad más grande de la región.  Nos levantamos con el pie izquierdo, con una serie de pequeños inconvenientes por la mañana pero por suerte todo fue mejorando rápidamente.
La abuela de Santiago, que vive en Stuttgart, ese día hacia el camino inverso para quedarse con Santiago por la tarde, por eso no la pudimos conocer. Llegando a Stuttgart, Angelika nos acompañó al metro para comprar los pasajes, muy querida, y luego se fue a su trabajo. Nosotras fuimos camino a las afueras de Stuttgart para visitar el museo de Mercedes-Benz, que tiene fábrica allí. Caminamos del metro al museo, y al voltear la esquina, un edificio absolutamente espectacular.  Observamos las afueras, y la entrada y por fin entramos. El museo es un lujo! Por 4 euros, precio para estudiantes, puedes visitar el museo con audio guía incluido! Y eso es por todo el dia, lo que te da derecho a dos entradas, una por la mañana y otra por la tarde.
Son 8 pisos de exposición, muy bien montada. Funciona asi: pagas la entrada, y das a un hall gigante medio triangular y arriba en el techo (de los 8 pisos) está parte de la estrella de Mercedes-Benz. En cada uno de los lados del medio triangulo ese, hay un mostrador, por el cual se hace la fila para recibir el  audio guía, que nos atendió súper querida una señora, en español y todo, y luego de eso pasas a un ascensor que parece una capsula,  todo redondito, que te lleva directamente al 8°.  Y ahí sales a uno se los brazos de la estrella que se veía en el techo desde abajo, y entras a la primera sala de la exposición.
La exposición está organizada cronológicamente, entonces empiezas directamente con el primer carro inventado en el mundo! Además coincidimos con la celebración de los 125 años de la patente del automóvil, concedida a la invención de  Carl Benz, que era justo la que teníamos al frente, y a modo de celebración pusieron a lo largo de la exposición, muestras artísticas con alguna relación al automóvil. Ahí además del primer carro, se puede ver la biografía de los 3 hombres importantes para la historia de Mercedes Benz y del automóvil.  Es muy raro pensar que esas cosas solo existen hace 125 años! Quien se imaginaria el mundo de hoy en día sin carros???
La exposición es sumamente interesante, vas mirando modelos de carros, y oyendo las explicaciones sobre cada uno. Y casi sin darte cuenta te vas dirigiendo al siguiente piso que ya corresponde a los primeros modelos fabricados en serie. Entre los pisos hay rampas, con lo cual no hay que bajar escalas, y en las rampas la exposición se concentra a mostrar una visión general del mundo es esa época, entonces mientras conoces la historia del carro, vas repasando la historia del último siglo también. Y entre los modelos significativos de cada época, hay salas intermedias temáticas, entonces una dedicada a los vehículos de servicio público: buses, bomberos, ambulancias…, otra dedicada a vehículos que se han hecho famosos en cine o en el mundo farandulero, incluidos el papamóvil y el carro de Lady Di. Otro es sobre camiones, y así. Y así vas bajando piso por piso, mientras se acerca al modelo de automóvil de hoy en día. Además en cada piso, están organizados los carros de una forma original, con toda una escenografía para ellos, y en cada época también hay una parte dedicada a las cuestiones técnicas de los carros exhibidos.
Con tal oferta, no valía la pena pasar a la carrera por el museo, y cuando íbamos escasamente terminando el 7 piso ya era hora de ir de regreso al metro para encontrarnos con Angelika, que habíamos quedado de almorzar con ella. Así que regresamos, pero con la decisión de volver en la tarde, aunque el plan original era ir a un museo de Arte de Stuttgart.
Nos encontramos con Angelika y almorzamos bastante bien en un comedor hecho para los funcionarios públicos. Una cosa súper bacana, además la comida era bastante buena. Por suerte nos hizo un día lo más de bonito. Le contamos a Angelika que volvíamos a Mercedes Benz, y allá regresamos después de almuerzo. A seguir viendo modelos de carros, y resumen de historia universal. La verdad es que muy muy bacano. La idea que queda es que los carros nos pueden prácticamente contar la historia del último siglo. El último piso es dedicado a los modelos más recientes, y al gran reto del automóvil de hoy en dia que es como funcionar sin emitir gases nocivos a la atmosfera. Queda el planteamiento y dos intentos que se han hecho.  La última sala intermedia estaba dedicada a una exposición artística así que tuvimos la cuota de arte plástico también. Y por ultimo, ya después de haber entregado el audio guía, estaban los carros de carreras. Y la tienda de souvenirs.
Cuando salimos, un poco antes que cerrarán el museo, estaba empezando a lloviznar.  Justo en la entrada nos encontramos a un grupo de japoneses todos encachacados que nos pidieron el favor de tomarles una foto con el bus antiguo que estaba ahí parqueado, nosotras todas en pinta súper turística. Les tomé la foto, y en cambio se ofreció uno de ellos a tomarnos una, se ve que para los japoneses eso de la retribución es super importante, casi que te dicen, usted me toma una foto si le tomo una a usted? Y nos fuimos al metro para volvernos a encontrar con Angelika.
Resulta que Angelika había comprado boletas para el ballet de Stuttgart desde hacía mucho tiempo, y ese día teníamos entonces nuestra función.  Acompañamos a Angelika a hacer un par de vueltas antes, todo a pie, y nos fuimos para el teatro. Ya para esas alturas estaba lloviendo en forma.  Die Kameliendame, era el nombre de la función (la manifestación, como decía Angelika), era una tragedia, de una señorita que está enamorada de otro distinto con el que se va a casar, y alguno de los dos tiene una enfermedad grave, y el papá de ella está involucrado…. enfin, de la historia se enteró más Susana. Pero en todo caso fue una presentación súper bonita. Valió muchísimo la pena haber estado ahí. Además le daba el toque artístico a nuestro día técnico entre carros. Al final Aneglika se encontró con la hija de los vecinos y dos amigas que también habían estado ahí, y tan de buenas, que les ofreció llevarlas hasta Tubingen.
Cuando salimos del teatro  sí que llovía. Y teníamos que caminar hasta el metro, para ir por el carro, donde lo había dejado Angelika, Susana y yo que andábamos con dos paraguas les prestamos uno a las niñas y nos quedamos con uno. Y saben qué??? Tener la boleta del espectáculo te permite andar en metro 2 horas antes y después de espectáculo sin pagar tiquete!  Nunca se me hubiera ocurrido algo asi.
Llendo a Tubingen charlamos un poco con las niñas estas, y llegamos casi que derecho a la cama luego de un día tan completo.

Monday, October 10, 2011

Himbeere

Piet Mondrian en 3D

El domingo descansamos. Pudimos dormir toda la mañana, mientras la familia iba a misa. Fue muy bueno. Cuando llegaron almorzamos y de postre, chocolate con gomitas que hizo Santiago alguna vez. Pusimos a lavar la ropa, que ya hacía falta, y sobre todo los busos que llevaban una semana de uso intensivo.
Por la tarde salimos con Alex, que nos llevó a un museo muy bacano, mantenido por una fábrica de chocolates! Es decir, los dueños de tal fábrica tienen una colección y mantienen un museo. La exposición que nos tocó fue de puros cuadros con temática de cuadritos, todos tenían cuadrados porque además el chocolate Ritter solo se vende en cuadrados, de distintos tamaños, pero cuadrados. Susana vio una escultura y dijo: mirá Piet Mondrian en 3D, y al rato cogimos audio, y en las mismas palabras prácticamente describían la obra. Muy chévere! Y la tienda del museo también es súper bacana, hay cosas muy inusuales. El chocolate que había hecho Santiago fue allí, porque los niños en vez de ir al museo pueden ir a fabricar su propia barra de chocolate.
Museum Ritter
 Ese dia lloviznó todo el día, e hizo bastante frio. Por suerte Angelika me había prestado un buso muy calientico. Por eso el plan de museo estuvo apenas. 
Del museo fuimos a una abadía, ahora me falla terriblemente la memoria, pero era una abadía de monjes cistercienses protestantes, y tenían que ver algo con los monjes de Cluny, abadía por la que habíamos pasado cuando estuvimos en Taizé. Algo así, espero no estarles diciendo muchas mentiras. El cuento en últimas era que esos eran los protestantes de los que habíamos visitado en Francia, o algo así. Igual ambas están vacías ya. Pero nos fuimos a visitarla. El audio era como si fuera un futuro monje, que va mostrando y comentando los ambientes del claustro, y comenta que se hacía a diario, entonces medio que te transporta al momento donde aquel lugar estuvo lleno de monjes, e incluso te puedes imaginar el frio que se sentía, porque buena parte de la explicación correspondía a la calefacción que tenían o no tenían las habitaciones.
Fue bastante interesante.   Y conversar con Alex también. Cuando al fin llegamos a la casa teníamos mucho frio, y estábamos bastante cansadas de las andanzas. Comimos, delicioso y típico, como siempre, ese día probamos los prezzels. Y nos fuimos a dormir.
Claustro
El lunes Santiago tenía clase todavía. Entonces por la mañana estuvo en el colegio, que queda a algunas cuadras de la casa  se va en bicicleta, y nosotras nos fuimos a conocer Tubingen con Angelika. Recorrimos calles, y nos contó de edificios, paisajes y casas. La universidad de Tubingen tiene a muchos notables en su lista de exalumnos. Ahí, como creo que en toda Alemania las iglesias son protestantes o católicas por igual, entonces la que parece ser la catedral, puede no serlo pues es una iglesia protestante. Por todo eso Tubingen sigue siendo un sitio muy interesante, hay librerías por todo lado, incluso una solo para clientes mujeres. Y es muy linda también, al borde del rio Neckar, hay una casa de un viejo poeta, que es sitio obligado, y en el rio ha barquitos que se empujan con palos largos porque no es muy profundo. Parece una ciudad de cuento.
Tübingen
Por la tarde después de almuerzo nos fuimos a un castillo! Un castillo de verdad. Que queda en la cima de un bosque y ese dia bajo un cielo nublado. Donde todavía vive gente! Y también dejan entrar turistas a una parte. Para llegar allá había que subir una infinidad de escaleras.  La más célebre habitante de ese castillo fue una duquesa, o algún titulo de esos,  Augusta.  La visita fue en alemán, porque no había mucho de otra, la de inglés a había sido. Entonces toco ir haciendo de cuenta que íbamos captando alguito, con ayuda de Angelika. Santiago se disfrazó de rei! Y vimos las joyas del castillo. Cuando terminamos la visita hacia un viento terrible.
Nada mal la listica.
Volvimos a Tubingen porque Santiago tenía clase de música, lo dejamos allí,  nos fuimos a la casa. Susana había empezado a recibir los documentos de preparación para Orvieto, y también el guión de una obra que iba a participar en Arte, Humanismo y Espiritualidad. Que tenía que empezar a echarle ojo. Al rato llegó Santiago, que lo recogía el abuelo de su amigo, y Alex, y cenamos. Yo ya a estas alturas estaba adquiriendo un verdadero vicio a las frambuesas y a las blue berris que teniamos siempre frescas en la mesa. La verdad es que las frambuesas son algo del otro mundo, suavecitas, con pielcita de terciopelo, dulces, y de un color que parecen mentira. Hasta aprendi a decir en alemán: Himbeere, el problema es no confundirlo con Bier, cerveza.
Burg Hohenzollern
Susana le ayudó a Santiago con unas tarjetas para sus profes y yo le conté que conocía una canción con su nombre: Fray Santiago, que por supuesto también existe en alemán, entonces le gustó mucho. La cantaroleaba por ahi.
Esa noche antes de dormir leímos la obra de AHE, y nos divertimos un buen rato, a risa tendida algunos momentos, imaginando, aun sin rostros, como seria tal obra. En la casa se acostaban muy temprano, entonces por lo general nosotros nos quedábamos un rato despiertas más por disfrutando de nuestra compañía.

Friday, October 7, 2011

Aventura en Alemán

Nuestra jornada para pasar a tierras germánicas empezó muy muy temprano… tal vez fue el madrugón más terrible de todo el viaje. El tren salía a las 6:32, lo que significaba que teníamos que estar un tris antes en la estación,  y que nos movíamos con mochilas, lo que implica, creo que ya les había dicho, una buena dosis de lentitud. A esa hora, que en Europa es mucho más temprano subjetivamente que en Medellin, no había buses de la parada más cercana a la casa de Maria… lo que significaba que había que ir a una un poco más lejos, que ya habíamos comprobado que tuviera buses a eso de las 5:30 de la mañana un sábado en temporada verde (vacaciones). Demasiadas variables.
Pusimos el despertador. No se si ya les había dicho, pero el celular que compramos venia con un aterrador despertador que decía con el mejor acento español en clara y sonante voz: “Son las … horas y … minutos, es hora de levantarse” ya aunque reconozco que era terrible, me aseguraba que no me quedaba dormida, y aunque Susana me dijo unas varias veces que lo cambiara yo le dije que era preferible eso que no llegar. Pero ese día no fue eso lo que sonó, sonó el teléfono común, era una llamada desde Colombia, mis papas, recordándonos que era hora. Reconozco que me pareció medio raro, porque el despertador no cobra por despertar, pero el roaming si por llamar, o que te llamen, y nuestros créditos españoles estaban empezando a agotarse. Enfin… al ratico sonó la vieja esa, y procedimos diligentemente a vestirnos (el baño sinceramente no me acuerdo si lo hicimos en la noche o simplemente nos lo saltamos…. Algo como los franceses había que hacer…) Tomamos nuestras mochilas y cada vez más entrañables compañeras de viajes, y Maria se dispuso a acompañarnos a la parada de bus.
El bus llegó casi puntual, por suerte, y llegamos con suficiente tiempo a la Gare. Creo que incluso el tren llevaba un par de minutos de retraso. Hacia frio, como buena costumbre en Metz. Ibamos a Strasburgo, para allí hacer la conexión a Stuttgart. Viaje conocido. Igual lo que hicimos fue entregarnos al sueñito rico de la mañana. A Strasburgo llegamos, y decidimos sentarnos afuera en la cosa de vidrio esa, para calentarnos. Teníamos que esperar un rato. Como teníamos sellos franceses, compramos unas postales para enviar. Y estando en esas, miro las reservas del tren a Stuttgart,  me doy cuenta que eran reservas de primera clase. Si habían sido más caras que las reservas normales, pero nunca nos habíamos fijado. El problema se encontraba en que el pase era de estudiante=segunda clase. Y que aunque pagaras reserva de primera no era válido. Oh problema! Como convencer a la SNCF que hombe, no quiero viajar en primera, aunque tenga esas reservas?! En información me dijeron que directamente con el controlador. Y para eso había que esperar que informaran la via del tren. Cuando la informaron, subimos y le expliqué al señor nuestro problema, generado además por un error de la vendedora en Metz, que si le quedaba duda que éramos segunda clase tenía que haber preguntado y no emitido un tiquete asi. El señor que fue bastante amable dijo que nos hiciéramos en segunda, y que cuando pasara a revisar el ponía la nota de que eso solo valía en segunda. El excedente pagado quedo en los aires.
Ese tren ya era un tren DB, la compañía alemana. Era además un tren que cruzaba medio mundo, su destino final era casi en Austria. Otro viaje tranquilo más. Y llegamos a tierras de lenguajes desconocidos.  Lo primero que teníamos que hacer era preguntar por el siguiente tren a Tubinguen, nuestro destino final. No problems, en inglés nos defendimos, y nos enteramos del tren que iba a Tubingen, que salía en pocos minutos de la via.. la que fuera.
En Tubingen nos esperaban Alexander, Angelica y Santiago. Los conocimos hace dos años en Medellin, cuando Alex y Angelica fueron a adoptar a Santiago. Tubingen es una pequeña ciudad universitaria, lo que significa que buena parte de su población tiene que ver con la universidad, ya sea docentes o estudiantes. Por eso es una ciudad muy interesante, porque es muy fresca, llena de jóvenes, donde el transporte más común es la bicicleta. Hay millones de bicicletas por todas partes. Alex y Angelika estudiaron en esa universidad, y ahí se conocieron, y también de ahí conocen el amigo común que nos indicó cuando fueron a Medellin. Son teólogos.
Nos esperaban en la estación del tren Santiago y Angelika. Santiago tenía ganas de vernos. Pero entendiblemente ha olvidado el español, para hablar un excelente alemán y haberse adaptado a su nueva vida. Claro que su pinta lo delata, podríamos pasar por más alemanas Susana y yo, sin hablar una sola palabra, que el Santiago. De la estación fuimos a su casa. Donde almorzamos deliciosamente. Todo es muy metódico. Rezar, comer tal cosa, comer la otra cosa, postre.  Y en el postre decidir a donde vamos. Todo parece rigurosamente cronometrado. El plan de ese sábado era ir a Aventura en los arboles! Mientras Alex salía para un compromiso importante de trabajo.
Nos fuimos a la tal aventura, una hora de carretera de su casa. Íbamos oyendo canciones infantiles en español, DJ Santiago, era una buena forma de comunicación, porque el oye mucho esos CDs,  y al no podernos comunicar de otra forma, cuando cantábamos nosotros era una forma de hablarnos. Además le explicábamos a Angelika las historias, y ella le traducía a Santiago. Angelika habla bastante bien el español. Así que el lenguaje esta vez se adaptó a nosotros.
En la aventura nos dieron el cursillo de supervivencia, en alemán a Angelika y Santiago y en inglés a nosotros. Toco estar muy atentas, porque de saber cómo poner los arneses dependía la seguridad a 20 metros de altura.  Y bueno, nos montamos a empezar por los más fáciles, los 4 juntos, porque los circuitos dependen de la edad. Fue muy muy divertido. Había todo tipo de pruebas. Si te pillaban con los dos arneses sueltos te daban tarjeta amarilla. Yo pillé a Susana, que me mira perpleja,  yo al otro lado: OJO tarjeta amarilla. Ella misma se asustó, y como ningún instructor la vio, así quedó. Santiago era todo un experto para las pruebas. El ultimo circuito lo hicimos separados, Susana  y yo en uno para mayores de 12, y Santiago y Angelika en otro. Santiago tiene 8 años. Y nos divertimos mucho también. Aunque ese si tuvo cosas duras, sobretodo subir una maya, a la que estuve a punto de rendirme si no fuera porque Susana ya estaba arriba.
Y eso fue, regresamos a la casa para comer y dormir, después de un día madrugado en Francia, y terminado con semejante ejercicio en Alemania.