Friday, October 7, 2011

Aventura en Alemán

Nuestra jornada para pasar a tierras germánicas empezó muy muy temprano… tal vez fue el madrugón más terrible de todo el viaje. El tren salía a las 6:32, lo que significaba que teníamos que estar un tris antes en la estación,  y que nos movíamos con mochilas, lo que implica, creo que ya les había dicho, una buena dosis de lentitud. A esa hora, que en Europa es mucho más temprano subjetivamente que en Medellin, no había buses de la parada más cercana a la casa de Maria… lo que significaba que había que ir a una un poco más lejos, que ya habíamos comprobado que tuviera buses a eso de las 5:30 de la mañana un sábado en temporada verde (vacaciones). Demasiadas variables.
Pusimos el despertador. No se si ya les había dicho, pero el celular que compramos venia con un aterrador despertador que decía con el mejor acento español en clara y sonante voz: “Son las … horas y … minutos, es hora de levantarse” ya aunque reconozco que era terrible, me aseguraba que no me quedaba dormida, y aunque Susana me dijo unas varias veces que lo cambiara yo le dije que era preferible eso que no llegar. Pero ese día no fue eso lo que sonó, sonó el teléfono común, era una llamada desde Colombia, mis papas, recordándonos que era hora. Reconozco que me pareció medio raro, porque el despertador no cobra por despertar, pero el roaming si por llamar, o que te llamen, y nuestros créditos españoles estaban empezando a agotarse. Enfin… al ratico sonó la vieja esa, y procedimos diligentemente a vestirnos (el baño sinceramente no me acuerdo si lo hicimos en la noche o simplemente nos lo saltamos…. Algo como los franceses había que hacer…) Tomamos nuestras mochilas y cada vez más entrañables compañeras de viajes, y Maria se dispuso a acompañarnos a la parada de bus.
El bus llegó casi puntual, por suerte, y llegamos con suficiente tiempo a la Gare. Creo que incluso el tren llevaba un par de minutos de retraso. Hacia frio, como buena costumbre en Metz. Ibamos a Strasburgo, para allí hacer la conexión a Stuttgart. Viaje conocido. Igual lo que hicimos fue entregarnos al sueñito rico de la mañana. A Strasburgo llegamos, y decidimos sentarnos afuera en la cosa de vidrio esa, para calentarnos. Teníamos que esperar un rato. Como teníamos sellos franceses, compramos unas postales para enviar. Y estando en esas, miro las reservas del tren a Stuttgart,  me doy cuenta que eran reservas de primera clase. Si habían sido más caras que las reservas normales, pero nunca nos habíamos fijado. El problema se encontraba en que el pase era de estudiante=segunda clase. Y que aunque pagaras reserva de primera no era válido. Oh problema! Como convencer a la SNCF que hombe, no quiero viajar en primera, aunque tenga esas reservas?! En información me dijeron que directamente con el controlador. Y para eso había que esperar que informaran la via del tren. Cuando la informaron, subimos y le expliqué al señor nuestro problema, generado además por un error de la vendedora en Metz, que si le quedaba duda que éramos segunda clase tenía que haber preguntado y no emitido un tiquete asi. El señor que fue bastante amable dijo que nos hiciéramos en segunda, y que cuando pasara a revisar el ponía la nota de que eso solo valía en segunda. El excedente pagado quedo en los aires.
Ese tren ya era un tren DB, la compañía alemana. Era además un tren que cruzaba medio mundo, su destino final era casi en Austria. Otro viaje tranquilo más. Y llegamos a tierras de lenguajes desconocidos.  Lo primero que teníamos que hacer era preguntar por el siguiente tren a Tubinguen, nuestro destino final. No problems, en inglés nos defendimos, y nos enteramos del tren que iba a Tubingen, que salía en pocos minutos de la via.. la que fuera.
En Tubingen nos esperaban Alexander, Angelica y Santiago. Los conocimos hace dos años en Medellin, cuando Alex y Angelica fueron a adoptar a Santiago. Tubingen es una pequeña ciudad universitaria, lo que significa que buena parte de su población tiene que ver con la universidad, ya sea docentes o estudiantes. Por eso es una ciudad muy interesante, porque es muy fresca, llena de jóvenes, donde el transporte más común es la bicicleta. Hay millones de bicicletas por todas partes. Alex y Angelika estudiaron en esa universidad, y ahí se conocieron, y también de ahí conocen el amigo común que nos indicó cuando fueron a Medellin. Son teólogos.
Nos esperaban en la estación del tren Santiago y Angelika. Santiago tenía ganas de vernos. Pero entendiblemente ha olvidado el español, para hablar un excelente alemán y haberse adaptado a su nueva vida. Claro que su pinta lo delata, podríamos pasar por más alemanas Susana y yo, sin hablar una sola palabra, que el Santiago. De la estación fuimos a su casa. Donde almorzamos deliciosamente. Todo es muy metódico. Rezar, comer tal cosa, comer la otra cosa, postre.  Y en el postre decidir a donde vamos. Todo parece rigurosamente cronometrado. El plan de ese sábado era ir a Aventura en los arboles! Mientras Alex salía para un compromiso importante de trabajo.
Nos fuimos a la tal aventura, una hora de carretera de su casa. Íbamos oyendo canciones infantiles en español, DJ Santiago, era una buena forma de comunicación, porque el oye mucho esos CDs,  y al no podernos comunicar de otra forma, cuando cantábamos nosotros era una forma de hablarnos. Además le explicábamos a Angelika las historias, y ella le traducía a Santiago. Angelika habla bastante bien el español. Así que el lenguaje esta vez se adaptó a nosotros.
En la aventura nos dieron el cursillo de supervivencia, en alemán a Angelika y Santiago y en inglés a nosotros. Toco estar muy atentas, porque de saber cómo poner los arneses dependía la seguridad a 20 metros de altura.  Y bueno, nos montamos a empezar por los más fáciles, los 4 juntos, porque los circuitos dependen de la edad. Fue muy muy divertido. Había todo tipo de pruebas. Si te pillaban con los dos arneses sueltos te daban tarjeta amarilla. Yo pillé a Susana, que me mira perpleja,  yo al otro lado: OJO tarjeta amarilla. Ella misma se asustó, y como ningún instructor la vio, así quedó. Santiago era todo un experto para las pruebas. El ultimo circuito lo hicimos separados, Susana  y yo en uno para mayores de 12, y Santiago y Angelika en otro. Santiago tiene 8 años. Y nos divertimos mucho también. Aunque ese si tuvo cosas duras, sobretodo subir una maya, a la que estuve a punto de rendirme si no fuera porque Susana ya estaba arriba.
Y eso fue, regresamos a la casa para comer y dormir, después de un día madrugado en Francia, y terminado con semejante ejercicio en Alemania.

0 comments: