Después de una noche para descansar
de las emociones del viaje, nos encontramos a las 8 am en el restaurante. Hoy
teníamos que vestir pantalones largos porque nos íbamos de paseo!
Estábamos en Burdeos, ya lo he
dicho, porque es la cuna de la Compañía de Maria, y porque es la ciudad de
Santa Juana de Lestonnac, así que veníamos a repasar su historia y caminar por
aquellos lugares donde caminó. En nuestro grupo de 60 peregrinos AHE, había
algunos que ya conocían muy bien esa historia, otros algunos que además de
conocerla ya habían estado en Burdeos alguna vez en sus vidas, y otros para
quien era una absoluta novedad, como para mí, en ese momento al llegar a Burdeos,
poco conocía de la historia de Santa Juana. Por eso este relato del encuentro,
se vuelve tan personal, porque a pesar de que se hace la misma cosa en un gran
grupo, para cada personita que está allí la percepción será diferente, dejo la
tercera persona entonces y me dispongo a contarlo desde lo que he vivido.
Así que descendimos del autobús
en la via principal, y en silencio, o esa era la propuesta, fuimos acercándonos
al centro del bosquecito, allí donde quedaba la casa de Juana en esa época. Qué
ilusión pensar que alguno de aquellos árboles ha estado allí los 400 años, y
que ahora vemos el paisaje que acompañó a Santa Juana en esos días. Allí queríamos
entrar en ambiente de retiro, así que cada uno buscó un sitio y se puso a
reflexionar por un tiempo.
Siempre he visto los encuentros
con personas como cúlmenes de mi encuentro con Dios, son ellas las que me
muestran donde está Él. Tenía que ser consciente de ello y celebrar la
oportunidad de este encuentro con tantas personas, nuevas, conocidas,
reencontradas. Que me dieran la oportunidad de celebrarles sus buenas nuevas, y
sentir que celebraban las mías también. Al final de mi oración, encontré en la
tierra algo azul que brillaba, era una pequeña ala de mariposa. En el sol
brillaba, y tomaba un color azul turquesa, en la sombra era oscura, y no daba
señas del brillo que escondía. Terminé mi oración tomando fotos del ala bajo el
sol.
| Cris!!! Vaya encuentro! |
Luego teníamos que encontrar la
pareja del día anterior. Cristina. Teníamos que compartir que nos había
suscitado la oración, y hacer un símbolo para presentar. Y así nos conocimos más cercanamente Cristina
y yo, no me acuerdo bien que compartimos, pero definitivamente nos encontramos
en ese momento, asi como Maria e Isabel.
Presentamos como símbolo el ala
de mariposa, asi como ella, las personas a veces nos pueden mostrar sus brillos
bajo determinados “soles”. Oímos las presentaciones de cada pareja, en los
distintos idiomas, lo que por cierto exige una buena dosis de paciencia y
atención, y de tanto en tanto cantábamos el Magnificat de Taizé: Magnificat, Magnificat, Magnificat Anima mea
Dominum, Magnificat, Magnificat Magnificat Anima mea.
Aquí nos acompañaban ya la
delegación de Líbano, y Emily, una francesa. También se nos unieron a todas las
actividades de Burdeos los talleristas y Pablo y Lucila, argentinos, que
andaban filmando una película, y nos tenían que filmar visitando la historia de
Juana. Luego de saber un poco más de Juana Montferrand, nos esperaba un pic nic
bastante completo: bocadillo, fruta, postre. Luego, tales ruinas quedan en lo
que hoy es un viñedo, un viñedo de Bordeaux, cosas que no se ven todos los
días. Así que para terminar, una prueba del vino de Landirás. El vino nos animó
un poco, nos hizo soltar algunas carcajadas.
| Oyendo atentamente a la madre, Pablo y Lucila grabando |
Vimos que técnica usaban los
indios de México para pintar en pergaminos, y luego nos dedicamos a nuestro
arte. Hacia bastante calor en ese sitio, y me comenzó de la nada un dolor en
una muela que me quitó buena parte del ánimo. Sin embargo dibujé elemento que
de cierta forma creía que me propiciaban encuentros. Al final del taller
nuestros vecinos de teatro andaban haciendo unos ruidos bastante raros, y se reían
a rienda suelta. Bajamos a compartir
nuestros dibujos y estaba lloviendo bastante fuerte (no se dice llover “duro”
en España, como en Colombia, de hecho les hacia gracia). Alli mi dolor de muela
me distraía de todo.
| Grupo para los talleres de arte |
Cuando dejó de llover un poco
cruzamos la plaza de San Martin y fuimos a la pequeña iglesia, ahí descubrimos
que bajo una cruz de malta estaban los restos de la familia Montferrand. Los
del taller de música nos hicieron una pequeña presentación de su lección y ya
sin lluvia volvimos al autobús.
En el autobús encontré a
Hoslaidys, la chica cubana, médica especializada en aparato digestivo, lo que
incluye bocas. Le pedí que por favor me hiciera un diagnóstico de ese dolor tan
incómodo, que ya me tenía desanimada, creía que el mejor de los casos era la muela
cordal naciendo, y en el peor de los casos una carie. Lo último que quería era que
me estorbara un dolor de diente el encuentro. Pero se trataba del mejor de los
casos, se había inflamado la cordal, así que Holaidys me salvó el día y me
regaló de su botiquín, antibióticos. Le he quedado eternamente agradecida. Con
los antibióticos se me quitó el dolor.
Después de la cena y algún tiempo
libre, nos reunimos en nuestros grupos de examen. Como quería yo a mi grupo! Hemos
compartido un poco como habíamos vivido la mañana en la Mothe y la tarde en Landirás
y San Martín.
Luego la reunión nocturna, donde
ya se comentaron casos más cotidianos. En estos momentos cuando mucha cosa se
mueve dentro de las personas, en un sitio diferente, con muchas personas
diferentes, de lenguas diferentes, hay que estar atento a las pequeñas
manifestaciones de cada uno. Lo de lenguas seguramente era la mayor barrera,
tanto para mezclar los grupos como para aquellos que les costaba más hablar en
otras lenguas sentirse a gusto. El
esfuerzo se intensificaba en promover la paciencia en especial de los
hispanohablantes, grande mayoría, y ser lo más inclusivos posible. Entre
seriedades, y que me lo confirme Moni, la verdad es que pasábamos buenas dos
horas en estas reuniones, no faltaban las risas. También aquí había que tener
paciencia para traducciones, sobretodo de español a francés y viceversa. De aquí
salían avisos que deberíamos dar al grupo entero cuando nos encontrábamos en el
restaurante.
Los de teatro empezaron su
maratón de ensayos nocturnos. Fui a acompañarlos. Y hacia la madrugada he ido
por fin a la cama. Me tocaba dormir en el gimnasio, pero alguien que tenía un
colchón de aire estaba en su turno de cama, así que he dormido en el colchón de
aire.
0 comments:
Post a Comment