Wednesday, May 23, 2012

Un encuentro lleno de VIDA


Después de una noche para descansar de las emociones del viaje, nos encontramos a las 8 am en el restaurante. Hoy teníamos que vestir pantalones largos porque nos íbamos de paseo!  
Estábamos en Burdeos, ya lo he dicho, porque es la cuna de la Compañía de Maria, y porque es la ciudad de Santa Juana de Lestonnac, así que veníamos a repasar su historia y caminar por aquellos lugares donde caminó. En nuestro grupo de 60 peregrinos AHE, había algunos que ya conocían muy bien esa historia, otros algunos que además de conocerla ya habían estado en Burdeos alguna vez en sus vidas, y otros para quien era una absoluta novedad, como para mí, en ese momento al llegar a Burdeos, poco conocía de la historia de Santa Juana. Por eso este relato del encuentro, se vuelve tan personal, porque a pesar de que se hace la misma cosa en un gran grupo, para cada personita que está allí la percepción será diferente, dejo la tercera persona entonces y me dispongo a contarlo desde lo que he vivido.
Este día nuestro paseo tenía como primer destino: La Mothe! La Mothe es un bosque, básicamente, un lugar hermoso, lleno de árboles. Se parece a ese lugar que me imagino a veces para poder dormir: bonito, fresco, verde, protegido, tranquilo. En la época de Juana quedaba dentro de las propiedades de Landirás, el castillo donde vivió su vida de casada y de madre. Luego de la noche del cister, noche crucial cuando se iluminó y entendió el llamado de Dios, dejó las Feilluatines en Toulouse y volvió a Burdeos y dijo a los hijos que se quedaría en una casita pequeña en la Mothe. Allí entonces se dedicó a planear con un grupo de mujeres lo que sería su gran obra. 
Así que descendimos del autobús en la via principal, y en silencio, o esa era la propuesta, fuimos acercándonos al centro del bosquecito, allí donde quedaba la casa de Juana en esa época. Qué ilusión pensar que alguno de aquellos árboles ha estado allí los 400 años, y que ahora vemos el paisaje que acompañó a Santa Juana en esos días. Allí queríamos entrar en ambiente de retiro, así que cada uno buscó un sitio y se puso a reflexionar por un tiempo.
Que me traía allí, como descubro el paso de Dios en mi vida, que quiere Él de mí. Preguntas siempre vivas, y más aún allí, en el comienzo de un largo camino como peregrinos, al frente del lugar histórico de Juana. Confieso que esta oración se me hizo muy difícil, había tanto “ruido” de todo lo que venía de afuera, y de cierto modo estaba tan lejos de mi cotidiano (llevaba 2 meses fuera de casa) además estaba en medio de una decisión importante. Leía el Salmo 139 que me indicaba que Dios siempre ha estado y siempre sigue ahí, que la que se aleja a veces soy yo, pero que no le puedo huir  y luego el relato de la visitación de María a Isabel, y la celebración de esta a la buena nueva.
Siempre he visto los encuentros con personas como cúlmenes de mi encuentro con Dios, son ellas las que me muestran donde está Él. Tenía que ser consciente de ello y celebrar la oportunidad de este encuentro con tantas personas, nuevas, conocidas, reencontradas. Que me dieran la oportunidad de celebrarles sus buenas nuevas, y sentir que celebraban las mías también. Al final de mi oración, encontré en la tierra algo azul que brillaba, era una pequeña ala de mariposa. En el sol brillaba, y tomaba un color azul turquesa, en la sombra era oscura, y no daba señas del brillo que escondía. Terminé mi oración tomando fotos del ala bajo el sol.
Cris!!! Vaya encuentro!
Luego teníamos que encontrar la pareja del día anterior. Cristina. Teníamos que compartir que nos había suscitado la oración, y hacer un símbolo para presentar.  Y así nos conocimos más cercanamente Cristina y yo, no me acuerdo bien que compartimos, pero definitivamente nos encontramos en ese momento, asi como Maria e Isabel.
Presentamos como símbolo el ala de mariposa, asi como ella, las personas a veces nos pueden mostrar sus brillos bajo determinados “soles”. Oímos las presentaciones de cada pareja, en los distintos idiomas, lo que por cierto exige una buena dosis de paciencia y atención, y de tanto en tanto cantábamos el Magnificat de Taizé: Magnificat, Magnificat, Magnificat Anima mea Dominum, Magnificat, Magnificat Magnificat Anima mea.
Después volvimos al autobús, aquí ya estábamos todos despiertos, y de cierta forma un poco más unidos, de verdad! La vuelta fue alegre llena de risas, fotos y conversas. Íbamos al castillo de Landirás! Allí comeríamos. Del castillo de Landirás, ese que fue casa de Juana, su marido, Baron de Montferrand y toda su familia, y las tierras que les pertenecían, quedan las ruinas. Alli fuimos y nos sentamos mientras una hermana nos contaba la historia de Juana en el castillo en francés.
Aquí nos acompañaban ya la delegación de Líbano, y Emily, una francesa. También se nos unieron a todas las actividades de Burdeos los talleristas y Pablo y Lucila, argentinos, que andaban filmando una película, y nos tenían que filmar visitando la historia de Juana. Luego de saber un poco más de Juana Montferrand, nos esperaba un pic nic bastante completo: bocadillo, fruta, postre. Luego, tales ruinas quedan en lo que hoy es un viñedo, un viñedo de Bordeaux, cosas que no se ven todos los días. Así que para terminar, una prueba del vino de Landirás. El vino nos animó un poco, nos hizo soltar algunas carcajadas.
Dejamos el castillo cantando viejas y nuevas canciones AHE en el autobús. Cómo sonaba bien!  Fer a la Guitarra, Moni, Silvia y María haciendo el coro hasta que se unian todos en "Los pueblos de norte, los pueblos del sur...". Los españoles, por cierto que ese día llevaban la camiseta morada que habían hecho para el encuentro, entonces iban de uniforme. Íbamos hacia el pueblecito de San Martin. En San Martin íbamos a tener los talleres de Arte. Había 5 o seis talleres. Los de teatro eran fijos, porque tenían que preparar la obra del último día. Los demás nos asignaron para ese dia uno, el mio era pintura, estaba en el grupo con Fer, con Moni, con Margarita, con Emily, con Leda (una de las libanesas), con Luiz (brasileño), Daniela (chilena), Jesica y Nadia, argentinas.  El taller lo daban entre Zuni, la hermana argentina y Claudia de Mexico e Inma de España.
Oyendo atentamente a la madre,
Pablo y Lucila grabando
Vimos que técnica usaban los indios de México para pintar en pergaminos, y luego nos dedicamos a nuestro arte. Hacia bastante calor en ese sitio, y me comenzó de la nada un dolor en una muela que me quitó buena parte del ánimo. Sin embargo dibujé elemento que de cierta forma creía que me propiciaban encuentros. Al final del taller nuestros vecinos de teatro andaban haciendo unos ruidos bastante raros, y se reían a rienda suelta.  Bajamos a compartir nuestros dibujos y estaba lloviendo bastante fuerte (no se dice llover “duro” en España, como en Colombia, de hecho les hacia gracia). Alli mi dolor de muela me distraía de todo.
Grupo para los talleres de arte

Cuando dejó de llover un poco cruzamos la plaza de San Martin y fuimos a la pequeña iglesia, ahí descubrimos que bajo una cruz de malta estaban los restos de la familia Montferrand. Los del taller de música nos hicieron una pequeña presentación de su lección y ya sin lluvia volvimos al autobús.
En el autobús encontré a Hoslaidys, la chica cubana, médica especializada en aparato digestivo, lo que incluye bocas. Le pedí que por favor me hiciera un diagnóstico de ese dolor tan incómodo, que ya me tenía desanimada, creía que el mejor de los casos era la muela cordal naciendo, y en el peor de los casos una carie. Lo último que quería era que me estorbara un dolor de diente el encuentro. Pero se trataba del mejor de los casos, se había inflamado la cordal, así que Holaidys me salvó el día y me regaló de su botiquín, antibióticos. Le he quedado eternamente agradecida. Con los antibióticos se me quitó el dolor.
Después de la cena y algún tiempo libre, nos reunimos en nuestros grupos de examen. Como quería yo a mi grupo! Hemos compartido un poco como habíamos vivido la mañana en la Mothe y la tarde en Landirás y San Martín.

Luego la reunión nocturna, donde ya se comentaron casos más cotidianos. En estos momentos cuando mucha cosa se mueve dentro de las personas, en un sitio diferente, con muchas personas diferentes, de lenguas diferentes, hay que estar atento a las pequeñas manifestaciones de cada uno. Lo de lenguas seguramente era la mayor barrera, tanto para mezclar los grupos como para aquellos que les costaba más hablar en otras lenguas sentirse a gusto.  El esfuerzo se intensificaba en promover la paciencia en especial de los hispanohablantes, grande mayoría, y ser lo más inclusivos posible. Entre seriedades, y que me lo confirme Moni, la verdad es que pasábamos buenas dos horas en estas reuniones, no faltaban las risas. También aquí había que tener paciencia para traducciones, sobretodo de español a francés y viceversa. De aquí salían avisos que deberíamos dar al grupo entero cuando nos encontrábamos en el restaurante.
Los de teatro empezaron su maratón de ensayos nocturnos. Fui a acompañarlos. Y hacia la madrugada he ido por fin a la cama. Me tocaba dormir en el gimnasio, pero alguien que tenía un colchón de aire estaba en su turno de cama, así que he dormido en el colchón de aire.

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