En nuestro último día en Florencia yo confieso que no me provocaba dar ni un paso más, pero como de todas formas había que dejar el hostal de 10am a 4pm, salimos en busca de una tienda Benetton pues Susana había quedado con ganas de una capa, pero no había su talla. Luego todavía hicimos la fila para entrar a Santa Maria dei Fiori, la catedral, muy particular por cierto, que como el nombre lo dice, parece hecha de pequeñas florecitas, y nos encontramos a un familión colombiano al lado nuestro en la fila. Después de esto fuimos al museo Galileo que era lo que todavía quería ver yo, porque mi cuento con el arte, es que ya estaba en un punto que todo lo que veía iba más allá de mi memoria y de mi capacidad de absorción, entonces miraba por mirar, no captaba la trascendencia de las obras, lo que es una pena. Susana si se sabia todos los nombres, técnicas, autores…
En todo caso estábamos juntas, Susana y yo a pesar de las diferencias de intereses a estas alturas. Y el museo Galileo, a pesar de no estar muy fuertemente incluido en el derrotero florentino, fue una grata sorpresa, aprendimos muchas cosas, y nos deparamos con un museo muy bien montado, cosa que hasta aquí creíamos que era una debilidad de los italianos. Luego del museo, almorzamos una pasta grasosa y cara, y volvimos al hostal.
Nos quedaba medio día de bicicleta, así que fuimos por ellas para esta vez, bajo el sol, andar un poquito en bici. Pusimos meta de adonde queríamos ir, al Palazzo Pitti, pero yo me le volé a Susana, y después no la encontraba. Me dio algo de susto, pero mientras tanto la jovencita hizo su camino y tomó algunas varias fotos. Hicimos las paces. Queríamos un parque para andar en bicicleta, y al primero que fuimos ya lo iban a cerrar y de todas formas no dejaban entrar en bicicleta, eran los jardines de Boboli, luego buscamos un segundo, y enfrentamos en tráfico no muy fácil y llegamos allá y era un morro, así que fuimos a nuestra tercera opción en el mapa, que era un verdecito cerca del rio, y allí dimos algunas vueltas. Luego nos sentamos. Volvimos a hacer las paces. Reímos. Disfrutamos los últimos ratos de nuestro viaje Parte I. Luego cogimos las bicicletas de nuevo, y fuimos por un gelatto. Así, volvimos a Santa Monaca a arreglar una vez más nuestras maletas, de forma definitiva para viajar al día siguiente a Madrid. Conocimos nuestras nuevas compañeras de cuarto, tres hermanas francesas, que andaban viajando. Y otras dos brasileñas. Profitez Florence! Maletas listas, baño listo, a la cama que el otro día había que madrugar y nos esperaban una nueva colección de aventuras de ahí en adelante.
Nuestro vuelo Ryanair era de Bologna a Madrid, partía a las 11 y 30, había que estar una hora antes, 10 y 30, estábamos en Florencia, a media hora en tren rápido de la estación de trenes de Bologna, y ésta a su vez a media hora del aeropuerto en bus, más la espera entre ambos. Asi que había que tomar en tren más cercano de las 9. Pero ese que llegaba en media hora salía a las 8, o a las 10, los demás se demoraban hora y media. A las 8 por lo tanto partía nuestro tren, eso significaba que teníamos que estar en SMN unos diez minutos antes, y que había que coger sin posibilidad de pérdida, el bus que salía de cerca del hostal cerca a las 7 y 15. La vieron??? Con mochilas por supuesto, en su mayor peso. Bueno. Todo estaba calculado, y nada podía salir mal. A las 6 y media la chica española Vodafone nos avisó que era hora de levantarse. Nos lavamos la cara, cerramos lo último, y sin despertar nuestras vecinas salimos.
Todo salió a la maravilla, a las 7 y 30 estábamos en la estación, desayunamos, a las 8 y 37 estábamos en Bologna, alcanzamos el bus inmediatamente, más tardar a las 9 y media estábamos en el aeropuerto. Nada mejor. Nuestras mochilas pesaban 14 y muchos quilos cada una, pero era menos de 15, así que dentro de lo que se les había pagado (las maletas valen casi lo mismo que el pasajero en este tipo de viaje), nos revisaron el pasaporte, sin problemas. Susana tenía su morral, y yo la bolsa con la cámara y el otro morral, porque arriba se lleva exclusivamente UN volumen, ya sabíamos, y Renata nos confirmó que eran muy estrictos, y con ella encontramos la bolsa que buscábamos para transformar dos volúmenes en uno. Sentadas ya en sala de espera, faltaban 2 horas para el vuelo. Pero estaba atrasado, 2 horas. Saldríamos a la hora que deberíamos estar llegando a Madrid. Leímos, observamos, pero la verdad es que se hacía difícil pasar el tiempo. Yo particularmente tenía mucha ilusión en llegar a Madrid.
La segunda etapa del viaje se llama “tercer encuentro AHE”, me cuesta explicar así simplemente esto que significa, pero espero que el relato de aquí en adelante sea medio auto-explicativo. Adelanto que era el motivo principal del viaje, al que le adjuntamos todo esto que pasó hasta aquí, claro, aprovechado y disfrutado al máximo. Pero estas tres letricas AHE, eran lo que en verdad nos traían aquí al viejo continente. Al pisar nuestro avión en Madrid, después de los por mi temidos aterrizajes, primero nos esperaba Moni, querida española que yo había conocido en Brasil dos años antes, y la secretaria de este encuentro, además de mi compañera de equipo mixto. Había tenido la fortuna de estar en contacto con ella el primer semestre de este año, y en especial durante todo el viaje, además de los e-mails que mandaba como la misteriosa “chica de los mails”. Por cierto, yo evadía tareas con las cuales le debería estar colaborando pero nuestro modo de vida nómade de los últimos dos meses impedía un poquito. Con Moni, nos esperaba un reencuentro, de esos, como había pasado en Paris con Thomas, que parecen increíbles, que conoces a una persona por algún tiempo, sin saber cuándo se va a dar lo de volverse a ver, y de pronto, ahí está la oportunidad. Fuera de Messenger, de Facebook, estaba muy cerca de volver a abrazar a Moni, y a varias personas más.
En Madrid, también nos esperaba un poco la sensación de volver parcialmente a casa. No sé, como que después de todo volver a un sitio donde se habla español, es como volver un poco a lo de uno. Aunque en realidad sea muy distinto, pero sí que había un cierto confort. Además del idioma, volvíamos a un sitio donde ya habíamos estado hacia relativamente poco, digamos que… ya conocíamos los códigos principales, como: metro, centro, distancias, lo básico. Con ese vuelo, cerrábamos el primer lazo del viaje, volvíamos a nuestro punto de partida, para comenzar otro periplo. A pesar de nuestro cansancio de turistas, teníamos que tomar nuevo aliento y volver a empezar.
Por todo ello no cabía en mi de ganas de llegar a Madrid, por todo ello, Susana estaba que me abandonaba en algún sitio ya hacía unos días (para ella Moni no era más que la chica misteriosa de los mails, para ella no había reencuentros, había toda una novedad, pero era entendible que no compartiera toda mi ansiedad). Y por Ryanair teníamos que esperar dos horas más para que todo esto pasara!
2 comments:
y vaya si llegó!
con retrasín, pero aparecieron 2 mochilones con personitas delante (más mochilas que persona) xD
bienvenidas a Madrid! :)
PD. Me encantan las fotos de este post (sobre todo en la que os hacéis las enfadadas)XD
Fdo. la chica de los mails.
:D
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