Después, picnic en la montaña. Probamos el gazpacho, que es una sopa fría muy rica del sur de España. Y después jugamos escondidijos con Gerard, con el riesgo de irse cuesta abajo. Y emprendimos regreso, con una parada en Colbató, pueblito al pie de la montaña, para tomar un helado.
Al otro día había que madrugar porque íbamos a un pueblo que queda a dos horas en tren de Barcelona: Figueres, es muy cerca de la frontera francesa. Allí es donde Dalí organizó su propio museo, en el antiguo teatro semi destruido en la dictadura. Y el museo es en sí una obra de arte, porque todo está planeado para estar en el lugar que está, por Dali. Hay montajes enormes en los techos, esculturas interactivas. También allí es donde está enterrado Dalí. Y en sus propias palabras el origen del museo: “¿Dónde si no en mi ciudad ha de perdurar lo más extravagante y sólido de mi obra, dónde si no? El Teatro Municipal, lo que quedó de él, me pareció muy adecuado y por tres razones: la primera, porque soy un pintor eminentemente teatral; la segunda, porque el Teatro está justo delante de la iglesia en que fui bautizado; y la tercera, porque fue precisamente en la sala del vestíbulo del Teatro donde expuse mi primera muestra de pintura.”
él para la exposición. Y por último, una colección de joyas diseñadas por Dali que para mí fue una gran sorpresa, no tenía idea de que Dalí había hecho joyas. Y son impresionantes, uno no sabe si por los materiales y tamaños, por las formas, por el detalle o por el concepto. El reloj blando todo en brillantes y oro, la mano que parece una rama, diferentes cruces. Un corazón que de verdad palpita, y por ahí vá. También en sus palabras la exposición de joyas: “Sin una audiencia, sin la presencia de espectadores, estas joyas no alcanzarían la función para la cual fueron creadas. El espectador, por tanto, es el artista final. Su vista, corazón, mente—con una mayor o menor capacidad para entender la intención del creador—da vida a las joyas.”
Las Joyas las vimos después de haber almorzado la única paella que hemos comido en España, tamaño personal. Al salir de Joyas, nos tomamos un helado para refrescar, y esperamos pacientemente la hora del siguiente tren hacia Barcelona. Dejamos Figueres embebidas de Dalí, un artista excepcional y según Susana, absolutamente genial, y según yo, un loco, cosa que el ya sabia desde los 19 anos: "Seré un genio, y el mundo me admirará. Quizá seré despreciado e incomprendido, pero seré un genio, un gran genio, porque estoy seguro de ello." La gran duda que nos qudo es saber si era creyente, porque a la vez que varias de sus obras tienen contenido religioso, muchas son mas bien como una sátira. Volvimos a la estación y tomamos el tren de regreso.
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