
Yo me acuerdo que la otra vez, cuando fueron Thomas y Paul, cuando me dijeron que ir de Paris a Londres en el Eurostar tomaba solo 2 horas me asombré mucho, porque Londres queda MUY lejos, no? Pues de Paris no, de Paris queda ahí al pie, a escasas 2 horitas, 3 cuando perdemos el tren, pero que además se compensan porque Londres tiene una hora menos que Europa Continental. El viaje es muy simpático, porque el tren zurca la normandia francesa y llega al mar, pero nunca ves el mar, porque el tren se mete en el Eurotunel, que es un túnel por debajo del agua que conecta el continente con el Reino Unido, tarda 20 minutos en cruzarse, y al otro lado un panorama completamente distinto. Es Inglaterra! Y en una media hora más estás en Londres, en la estación de Saint Pancras, que es la parte internacional de King’s Cross.

Ahí nos esperaba Marta, “la prima de Londres”, una prima hermana, la que siempre nos manda tarjetas por el cumpleaños, firmadas por ella y por la gata. Y que va de vez en cuando a Medellín, pero es la prima de Londres. Súper querida, nos tenía una carpeta llena de información sobre Londres. Como ella vive bastante lejos, nos íbamos a quedar donde Consuelo Pérez, que es como una amiga de Marta, pero también amiga de toda la familia, y que tiene el mismo nombre de mi tía, la mama de Marta, que ya murió. Complicado? Si, quien es Consuelo Pérez? Pues Consuelo Pérez y punto, una colombiana, casada con Felipe, un inglés muy querido, súper generosa que nos recibió en su casa.

El metro londrino, Underground, es muy bonito, mucho más limpio que el de Paris, y también muy ágil. Después de cambiar euros por libras, atrasar el reloj una hora, y comprar el pase semanal de trasporte, el Oyster, que viene de una frase de Shakespeare: “The world is mine oyster” y significa ostra, emprendimos el camino a la casa de Consuelo, que significa: coger metro hasta London Victoria, ahí tomar el Southern service, que es el tren de cercanías, hasta Stretham Common, y ahí esperar el Bus, rojito de dos pisos, para ir hasta la casa de Consuelo.
Eso era 5 de Julio, dos días antes de la premier de Harry Potter. Estamos bastante desactualizadas del mundo, pero de Harry Potter si nos enteramos. Hay carteles en todas partes, al salir de la estación de Stretham Common, estaba Ron, recibiéndonos. En la parada de bus de la casa de Consuelo, Hermione. Y es increíble que sin proponérmelo, cosa que hace unos 4 o 5 años hubiera sido mi sueño, estoy en Londres en el estreno de la última película de esta serie que además de ser una favorita, es tan importante en la historia de mis últimos 10 años, es decir, de la mitad de mi vida. Harry Potter rules.

Marta se quedo con nosotras donde Consuelo, y al otro día salimos a pasear por esta ciudad emblemática. Primera parada: Picadilly Circus. Entonces caminamos por ahí, el barrio chino, Leister square y Covent Garden, que son sitios muy graciosos. El único pesar, es que Londres esta toda en obras, porque está en el auge de las construcciones y reformas para los olímpicos del año entrante. Susana, en Covent Garden, encontró algo de mucho interés: La Royal Opera House, que es la sede del Royal Ballet también. Preguntamos por funciones, pero el señor de taquilla, haciendo él toda una performance, dijo que no había entradas.

Ahí empezamos a observar las manías del clima inglés. Hacia un leve frio, y de repente se largó la lluvia. Fuimos a almorzar (pastas) y luego del almuerzo metro rumbo a Westminster. Ahí ya no estaba lloviendo. Hacia muchísimo viento. Cuando salimos de la estación íbamos caminando cuando Marta nos dice: miren hacia arriba! Y taran! El Big Ben! En vivo es mucho más bonito que en fotos. Me gustó mucho. Cruzamos el puente y a todo el frente el London Eye, la rueda gigante panorámica. A estas alturas ya teníamos a Marta mamada de caminar. Entonces decidimos montarnos en la rueda esa. Marta al principio no quería pero después se animó. Y después de la fila llena de turistas, en la cual teníamos un “Paisa mijo pues” delante de nosotras, llegamos por fin a montarnos. Es divertido. Se puede ver todo Londres. Y es una maquina muy interesante. Porque se mueve la rueda grande, y cada cabinita se da la vuelta sobre si misma…algo así, difícil de explicar, pero divertido. Londres dependiendo como se mire, o del clima que haga, o de donde estés, parece que estuvieras en medio de la historia de los 101 Dálmatas o de Harry Potter.
Del London Eye salimos y nos fuimos a Liverpool Street, que es la estación de donde sale el tren de Marta, y donde nosotros íbamos a tomar el tren para ir donde Beatriz Eugenia Villate, otra prima, pero esta si como cuarta, hija de otra Marta, la de Bogotá. Beatriz Eugenia, la nena, la conocí el año pasado con Mike, su novio, en Bogotá. Ella nos invitó a dormir en su casa, que queda en Stoke Newigton. Esperamos que Mike llegara del trabajo, y comimos lo más de rico. Después fuimos a un Pub, cerca de ahí, el preferido de Mike y que antes pertenecía a la cervecería Trumans. La noche estaba muy fría. El Pub estuvo genial. Me tomé una cerveza gigante. Y cuando volvíamos a la casa, que siempre era una buena caminada, entre el frio y la cerveza necesitaba un baño con una urgencia pocas veces vista.

Al otro día amaneció lloviendo, lloviendo con ganas. No provocaba salir. Así que nos quedamos como hasta las 11 de la mañana en la casa. Con Figaro, el gato, y Beatriz. Luego salimos con sombrilla y los únicos busos que tenemos. Hacía mucho frio. La sombrilla no impidió que los Converse que teníamos quedaran rápidamente emparamados. Fuimos a ver la Saint Paul´s Cathedral, que es enorme. Y empezó a querer escampar. De ahí pasamos por la millenium Bridge, que es peatonal, al Museo Tate Modern, que es como si fuera el Pompidou inglés, por decir algo. La entrada al Tate es gratis, y esta súper bien organizado. Doris Salcedo, una artista colombiana hace un par de años hizo parte de una exposición y su obra consistía en una grieta en todo el piso del Tate, grieta de la cual todavía queda la marca, aunque ya la taparon con cemento. Teníamos algo de afán, entonces nos toco ver uno de los pisos a mil y salir a buscar la estación de metro más cercana. (Poetry and Dream es el nombre de una de las salas del Tate Modern)
Volvimos a Picadilly Circus para encontrarnos con los ignacianos Mauro Sierra, Camila Bolivar y Camila Duitama. Ellos iban a curiosear la premier de Harry Potter, y nosotros nos pegamos. Terrible estar ahí y ni siquiera ir a ver el tumulto. Y tumulto era lo que había. Para estar adentro había que haber reclamado el día anterior una manilla, pero afuera había una cantidad de curiosos impresionante. Hasta los policías encargados de quitar los intrusos se vencían a la tarea. Nosotros en medio de ellos curioseamos la entrada de algunos actores, viendo entre ramas de árboles, la demás gente y las vallas. La gente adentro gritaba impresionante.

No valía la pena gastar toda la tarde ahí, haciendo maromas para poder ver. Entonces fuimos al Buckinham Palace todavía con las Camilas y Mauro. Ahí se acabo la batería de la cámara, y no había dicho que en Paris me di cuenta que había dejado el cargador en Lyon, entonces hasta resolver este pequeño inconveniente, no tengo cámara, por suerte quedan las dos de Susana, pero ese dia estaban acabándose también. Después caminamos un poco, y ellos se fueron a la casa, y nosotros nos fuimos al Shakespeare Globe, un teatro que todos los días tiene funciones de alguna obra de Shakespeare. Ese día presentaban Hamlet, pero no quedaban entradas. Entonces curioseamos la tienda, y nos fuimos para donde Consuelo, todavía con los zapatos húmedos.
0 comments:
Post a Comment