De Bellecour lo primero que hicimos fue buscar una óptica que le arreglara las gafas de sol a Susana, que se le había caído un tornillo unos días antes. Y entramos a una genial, era toda vintage, y las gafas que vendían eran súper geniales. Y nos atendieron lo más de queridos, nos arreglaron las gafas, y cuando preguntamos que les pagábamos dijeron que nada. Súper queridos. De ahí bajamos toda la calle Victor Hugo, que es una calle comercial y peatonal, antojándonos de mil cosas porque estaban en semana de promociones. Volvimos a llegar a Bellecour y vimos la escultura central del rey Luis XV con la personalización del Rhone y la Saone como un hombre y una mujer sobre un león, que es el simbolo de Lyon. Y al costado de la enorme plaza, una escultura disimulada pero de mucho más interés para nosotras: Antoine Saint Exupery, el creador, con el Principito, la creatura, en la espalda. Con citas en el pedestal: “J’aurais l’air d’etre mort e ca ne serait pas vrai” (parecera que estoy muerto, y eso no sera cierto). Era un dia antes del 111 cumpleaños de nacimiento de Exupery. Otra: “Ser humano es precisamente ser responsable”.
Después de almuerzo queríamos ir al instituto Lumiere, que queda en la misma casa donde vivió la familia Lumiere, cuando los hermanos Auguste y Louis se inventaron el cinematógrafo y se proyectó la primera película. Ahí en la calle que hoy se llama calle del primer film, hay un museo muy bien organizado todo dedicado al cine y la fotografía. Fue muy interesante. El padre Lumiere era fotógrafo, y empezó a desarrollar el mismo sus películas, y sus hijos a los 19 años se inventaron el cinematógrafo y encantaron a miles de personas en Paris. Los Lumiere hicieron fortuna y desarrollaron otros inventos como la película a color. Auguste se interesó por la medicina y en ese campo inventó cosas que se siguen usando hasta hoy.
El instituto Lumiere no queda en el centro de Lyon, la época de los Lumiere, quedaba en las afueras, hoy es un barrio, hasta allá nos fuimos en Metro, luego caminamos hasta un muro pintado, algo típico de Lyon, que contaba la historia del transporte público en Lyon. Hacia muchísimo calor. Ese día por casualidad, yo me había puesto una falda negra y una camisa blanca, con mis zapatos blancos, y cuando vi a Susana saliendo de su pieza, tenía unos mochos blancos y una blusa negra con sus tenis negros, así que parecíamos un ajedrez ambulante, y gozamos un rato con esa casualidad. Nos deberíamos ver charrísimas andando juntas asi.
Volvimos al centro de Lyon con el tiempo apenas para volver por uno de esos helados. Yo pedí de flor de naranja y Susana de lavanda. Y regresamos a la ópera de Lyon, a las 7 y 30, porque Marie Chantal tenía tres invitaciones para una presentación de coro y orquestra de dos obras, de Duvillard y de Puccini, porque el coro infantil era el coro del colegio. Todo un lujo, y además, estuvo hermoso. De salida nos tomamos un postre, y nos fuimos caminando hasta Bellecour, lo que viene siendo como casi 10 cuadras, por el carro, que estaba guardado en el colegio, para irnos la la casa.
Al otro dia, amaneció lloviendo y sin exagerar, unos 10 grados menos, por primera vez en Europa nos pusimos pantalones y manga larga sin morirnos de calor, y más bien frio. Salimos con Danielle. El destino era Taizé, lugar al que muy amablemente nos llevó. En Francia las autorutas permiten una velocidad de hasta 130 km/h, eso sí es una monja voladora, no hay que pensar mucho en que significa un accidente a esa velocidad. Ahora, qué es Taizé, Taizé es una comunidad religiosa de hermanos ecuménicos, es decir que todos son cristianos pero no necesariamente católicos. La fundó el hermano Roger que se instalo ahí, en un caserío en toda la mitad de Francia, y escondía judíos, en el tiempo de la guerra. A él se fueron sumando otros hermanos, y al tiempo jóvenes interesados empezaron a llegar para pasar un par de semanas ahí , con el pasar de los años la capilla quedó pequeña para tantos visitantes. Hoy hay toda una infraestructura y organización para acoger. Hay jóvenes que se quedan más tiempo y son los voluntarios para limpiar, preparar la comida, y atender a los jóvenes que llegan por una semana. A nosotros no atendió muy amable una chica dinamarquesa de 17 años, que está de voluntaria por 5 semanas. La gente duerme en tiendas, y en los momento donde más gente hay puede haber hasta 5000 personas. Y aunque es un sitio para el recogimiento, los jóvenes tienen libertad de hacer lo que quieran. Cuando llegamos había varios grupos haciendo juegos, o conversando.
Terminando la historia, con la comunidad, que se sostiene solo del trabajo de los hermanos, el hermano Roger entregó un mensaje de igualdad, de hermandad, de paz, de ecumenismo. Pero como no nos es extraño, lo mató violentamente una joven durante una oración hace algunos años, el tipo de cosas como Facundo Cabral que uno no termina de entender.
Llegamos a Lyon no muy tarde, y pudimos encontrar a todas las monjas comiendo. Susana se animó a bailar para todas. Y fue todo un éxito. Presentó su coreografía 3 veces, y las tres veces le aplaudieron felices. Luego le hicieron un interrogatorio. Fue muy bonito.
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